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jueves, 24 de diciembre de 2009

Felices Fiestas!!


Les dejo un saludo grande a todos los amigos del blog.
Espero que el año 2010 sea como cada uno lo desea, que sigamos compartiendo escritos y opiniones y sobre todo, que nos inspire para hacerlo cada vez mejor.
Gracias Gabriel, Araceli, Carmelo, Nabulio, Luz, que sé que siempre se dan una vuelta por acá para dejárme sus comentarios y saludos.
Personalmente, éste espacio me hizo muy feliz, me encantó conocerlos y espero seguir haciéndolo.
Gracias y felicidades!!!

jueves, 17 de diciembre de 2009

Caminos recorridos

Las fiestas y sobre todo despedir el año viejo, me hacen recordar todo lo que anduve hasta llegar a donde estoy hoy. Siempre se juntaron mi cumpleaños con Navidad, Año nuevo, Reyes y después se agregó mi aniversario de casamiento y los cumpleaños de mis dos hijas. Todas estas fechas, repartidas en dos meses.
Por naturaleza, soy una mujer nostálgica así que en ésta época, ese sentimiento se agudiza.
Aunque ahora me atacó la melancolía por esos tiempos en que nada me preocupaba mucho. Nada era tan significativo como para no poder dormir. Ahora tengo mis noches en vela, en las que pienso y no puedo dejar de hacerlo.
Después, los caminos se hicieron variados en su recorrido. Algunas tristezas, pocas pérdidas por suerte, muchas alegrías y varias sorpresas.
Caminos con piedras los tenemos todos, simplemente yo los enfrento a mi manera. Escribo un poco, leo mucho, sueño demasiado, me aíslo del mundo, vuelvo a aparecer,…
Caminos sinuosos, despejados, agradables, serenos, revueltos. Los he tenido todos. Superados algunos, otros por resolver, ajenos para acompañar, distintos para reflexionar, incomparables como para hacer alarde de ellos.
Siento que he crecido como persona, lo que no quiere decir que sea mejor que antes, sino que además de mayor, diferente. Admito que ahora soy capaz de aceptar errores que antes no veía. Acepto que lo que no me mató me fortaleció. Asumo que cada uno tiene lo que quiere a pesar de las quejas interminables. Y yo, sin lugar a dudas, tengo lo que siempre quise.
El camino sigue sin esperarme, sin detenerse a darme un respiro. Dándose a conocer a cada paso sin pistas previas. Ahí está, sin darle tiempo al tiempo. Sin interrupciones, una piedra, un beso cálido, un pozo sin fondo a la vista, un trébol de cuatro hojas, una flor, una vaquita de San Antonio para la buena suerte. Un año más.
No me preocupa el paso del tiempo ni la edad ni las canas que puedan aparecer, sino el haber podido durante ése recorrido, dejar algo bueno por lo que me recuerden algún día.
Habrá que preguntárselo a los que me rodean.
Por ahora, sigo caminando mirando siempre hacia abajo, al camino mismo, en busca de qué se yo qué. Las dudas y la búsqueda son interminables, lo único que tengo claro es que voy muy bien acompañada.

martes, 15 de diciembre de 2009

La Navidad según...

                          

¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar! Escrito por: Charles Dickens
La época navideña, caracterizada por el consumismo y despilfarro en los países ricos, supone vivir en una burbuja que nos defiende de lo que pasa afuera, donde hay personas que nacen en el Apocalipsis, viven toda su vida en él y no tienen ninguna esperanza. Escrito por: José Saramago
Es navidad, tiempo de soñar. Se que puedo parecer algo utópico si digo que sigo creyendo que otra realidad es posible. Pero al menos en estas fechas creo que tenemos que ejercer mas que nunca nuestro derecho a soñar. Escrito por: Eduardo Galeano
"Yo recibía los regalos y yo pensaba que no era más que un chico y que no había hecho nada, absolutamente nada para merecerlos. Por supuesto, nunca lo dije: la niñez es tímida". Escrito por: Jorge Luis Borges
Creo que hay dos Argentinas: una en defunción, cuyo cadáver usufructúan los cuervos de toda índole que lo rodean, cuervos nacionales e internacionales; y una Argentina como en navidad, que lucha por su destino, y que padecemos orgullosamente los que la amamos como a una hija. El porvenir de esa criatura depende de nosotros, y muy particularmente de las nuevas generaciones. Escrito por: Leopoldo Marechal
Es navidad cada vez que sonríes a un hermano y le tiendes la mano. 
Es navidad cada vez que estás en silencio para escuchar al otro.
Es navidad cada vez que no aceptas aquellos principios que destierran a los oprimidos al margen de la sociedad.
Es navidad cada vez que esperas con aquellos que desesperan en la pobreza física y espiritual.
Es navidad cada vez que reconoces con humildad tus límites y tu debilidad.
Es navidad cada vez que permites al Señor renacer para darlo a los demás. Madre Teresa de Calcuta
Podrán acabar con todos los muñecos de nieve malvados, pero nunca con la navidad. Escrito por: Pablo Neruda

Navidad. ¡Bah tonterías! Scrooge
"Que el Niño Jesús traiga consuelo a quien vive en la prueba e infunda a los responsables de los gobiernos sabiduría y fuerza para buscar y encontrar soluciones humanas, justas y estables". Papa Benedicto XVI


lunes, 7 de diciembre de 2009

Había una vez......



Cuando era chica, la emoción de las fiestas no me dejaba dormir. Cartas llenas de esperanzados pedidos, una muñeca que habla, unas zapatillas Topper, si era posible, reforzadas; patines, bicicleta, pelota, una toalla para la playa,...

Un libro era tan bien recibido como cualquier otro juguete. ¡El libro para las vacaciones!
Nos conformábamos con cosas simples.
Nunca la vi a mi mamá volverse loca con las compras de Navidad. Al principio porque para mi y mis tres hermanos, Papá Noél existía así que no me enteré si le costaba o no. Después, porque era fácil para ella. Dos o tres regalitos para cada uno, no había mucho para elegir y ninguno pedía locuras.
Todos armábamos el arbolito. Lo llenábamos de adornos de todos colores y cintas plateadas, mientras más colorido mejor,.... algo que ahora no va más! Pasto y agua para los renos y las cuatro cartas para Papá Noél,....cosa que tampoco va más!
Después de la triste noticia del engaño perpetrado durante años, tampoco pudimos elegir lo que nos iban a regalar. La carta se transformó en una charla de sobremesa. ¡Papá Noél, era mi papá y mi mamá le hacía las compras!
Cuando crecímos, la emoción siguió siendo la misma, ya que la reunión familiar se fue agrandando con yernos y nietos. Nuevamente entraron en vigencia las cartitas, pasto, agua,..... pero se empezó a complicar el tema de los regalos.
Los chicos vienen más estimulados -- decía mi mamá. Ya no quieren una pelota, quieren jueguitos electrónicos, computadoras, el vestido de tal marca, la barbie más cara del universo, Ipods, vacaciones, etc. Y uno, con tal de verlos felices, se hace un nudo para complacerlos en casi todo. Pero ya no es una cuestión de plata sino de valores.
Ni hablar de las explicaciones que debe dar un verdadero católico apostólico romano, de lo que estoy exenta. Me refiero a la palabra "verdadero".
¡Pero yo me porté bien todo el año y en el colegio tuve buenas notas!
¿Sabés lo que significa la Navidad? ¿Sabés en dónde y cómo nació Jesús?
¡Quiero la Wii!

Para mi lo importante es que tengan claro, que hay chicos que ni siquiera van a comer esa noche.
Junten juguetes, ropa, comida y llévenlo a alguna casa humilde en compañía de ellos. Que aunque uno sea medio estúpido y les dé a sus hijos un poco más de lo que deberían recibir, se den cuenta de que hay una realidad tan triste que no pueden dejar de conocer.
Y colorín colorado......

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Directo al corazón (plagio de frases de una persona sensible)


Hoy es uno de esos días, en que no quiere ver a nadie, está triste y se siente morir. Abre sus mails. Busca la solución a todos sus males en cualquier lugar posible. Y la bandeja de entrada le da la esperanza con "1 nuevo mensaje". Su amigo no falla, siempre está cuando ella lo necesita.

X -- ¡Hola! Sé que no estás bien. Contáme. Ya sabés que soy muy bueno escuchando. ENVIAR

Y -- Ya sé que puedo contarte cualquier cosa, siempre tenés tiempo para escucharme.
Bueno, finalmente él se fue. Me dejó. Parece que lo que yo le daba no era suficiente. Y no hubo pelea, mucho menos una conversación. ¡Todo estaba tan claro! Vos sabés cómo era él, era el rey. ENVIAR

X – Vos lo pusiste en ése lugar. Lo idealizáste y ahora, ahora querés destronarlo simplemente porque ya no te quiere a su lado.
¡Me encantaría estar con vos en éste momento, pero la distancia es tan grande! Lo mismo no hace falta que te diga que podés contar conmigo. Que cada vez que estés mal, voy a soñar con vos y te voy a abrazar muy fuerte. ENVIAR

Y – En éste momento, necesito mucho más que un abrazo. Necesito que alguien lo odie conmigo. Que me dé la razón de mi sufrimiento. Que me diga que él no me merece y que seguramente, el amor verdadero, me espera a la vuelta de la esquina. Pero eso me lo puede decir únicamente una mujer.
La reina se quedó sin rey y sin trono. ENVIAR

X – La reina no necesita razones, necesita un contenedor lleno de besos para guardar en el freezer. A mi me sobran besos para dar y es la única manera que tengo de acercarme a vos. Te los mando y cada vez que te sientas sola, abrílo y sacá uno, dos, los que necesites. No sé si son los besos que estás esperando pero son de esos que siempre hacen bien. Son de los que no lastiman. ENVIAR

Y – ¿De qué planeta saliste? Los hombres no son así. No son sensibles a nuestras tristezas. No nos entienden. ENVIAR

X -- Yo te entiendo porque muchas veces, también he decepcionado a mi reina. Y lo único que hace que ella siga queriéndome, es que sabe que trato de entenderla. Sabe que mi ternura deja espacio para que un corazón masculino, comprenda. Sabe que existen hombres sensibles porque tiene uno a su lado. ENVIAR

Y – Tu reina debe ser una mujer muy feliz. Yo, no voy a poder volver a serlo. Necesito a mi rey, con sus defectos y virtudes. Con su corona o sin ella.
Pero agradezco tu contenedor lleno de besos, que ha hecho que sienta que todavía existen los hombres sensibles. Que aunque sea complicada, terca, vengativa y egocéntrica, siempre puede haber un hombre que me comprenda.  ENVIAR

martes, 1 de diciembre de 2009

Mujeres




Es una genia para describir con imágenes y palabras lo que sentímos y pensámos.
Cuando dicen que no hay nadie que nos entienda, es verdad. Y estamos incluídas. Y lo sabemos. Pero es más fácil echarle la culpa a los hombres o al destino. Lo que sí tenemos claro es, cómo pesa ser mujer. ¿Por qué? Porque somos complicadas.

Nos hace falta un poquito más de fe en nosotras mismas y en nuestros sueños, deseos y aspiraciones. Las primeras en pensar que por ser mujeres no tenemos derecho a....., somos ¡nosotras!  ¡Eso nos pasa por machistas!

Y si supiéramos realmente lo que estamos necesitando, no tendríamos que recurrir a métodos tan crueles para ser felices. ¿Quién nos obliga a ser diferentes? ¡Nosotras mismas! Disfrutámos las diferencias.


¿Por o para quién necesitámos estar divinas? La realidad es que para nosotras mismas. Nos levanta el ánimo. Nos hace sentir seguras, ¿de qué?, ni idea.

Al primer desencanto, se nos viene el mundo abajo, llorámos, comémos cosas que engordan, nos castigámos escuchando música triste, no nos peinámos,............. y nos encanta! Sufrir por amor, es una cara que vamos mostrando por la vida, orgullosas.

Queremos todo y nada. Cuando lo tenemos todo, se nos ocurren cosas nuevas. Cuando sentímos que no tenemos nada, nos tirámos en una cama a quejárnos de nuestro destino.


¡Me encanta ser mujer!



miércoles, 25 de noviembre de 2009

LOLA



Parada en una esquina de la zona roja, Lola espera con dolor en los pies. Lleva más de dos horas y todavía le quedan otras dos,  tiempo necesario para poder comprar algo de comer para mañana.
La noche es peligrosa pero rinde más. Los hombres que salen de los bares, prefieren pagar por compañía antes de enfrentar  la soledad de un hogar sin una mujer.
El amor es algo descartado para ella, desconoce también la pasión. Es probable que todavía no se acostumbre, pero no tiene otra salida para matar las necesidades.
El aroma a perfume barato, apaga alientos a alcohol, palabras de desprecio y caricias no deseadas. Se entrega cada noche con la mente en blanco, tratándo de embriagárse con el propio perfume de su cuerpo. Un cuerpo mutilado por la necesidad.
        No pensar, es otra de las habilidades adquirídas con la profesión. No piensa, no duele. Vende entre las sábanas al mejor postor, lo que le queda de dignidad.
Su boca, nunca fue besada con amor. Nunca probó el dulzor de labios comprometidos. Ya no siente. No necesita. No desea. Pero su corazón, seguramente  sigue virgen, esperando.
Zapatos gastados de andar, medias corridas y una cartera raída, son sus posesiones para compartir. Lo demás, guardado como tesoro, una habitación luminosa, tal vez un jazmín florecido, fotos de un tiempo mejor, le dan la bienvenida cada noche.  Pero Lola no se rinde. Siempre puede haber un mañana mejor. ¿Puede esperar un mañana mejor?
Y yo la miro, parada en su esquina. ¿Qué más puede esperar? A veces sonríe, parece que todavía le quedan motivos para sonreir.
La bauticé Lola, e imagino su vida con sólo verla. ¿Qué es lo que cada día la lleva a vivírlo? ¿Cuáles serán sus ilusiones, si es que aún le queda tiempo para soñar? ¿Tendrá sueños?
Una mujer no se rinde nunca, pienso mientras la miro subir a un auto. Y la veo partir, con un desconocido, resignada a entregar lo poco que posee, un cuerpo gastado y un corazón que ya no siente.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Arco iris


Cuando veo todo negro, cuando creo que no hay salida, suerte o un destino feliz. Cuando la vida parece un calvario de gente atormentada y me veo entre ellos caminándo sin rumbo. Cuando la única puerta que veo es la que me lleva a bajar los brazos, resignarme, conformárme, ahí es cuando hacés tu entrada salvadora, conociéndo en detalle lo que necesito, organizándo tu vida y lo que podés de la mía. Y no te cansa ni te aburre, lo hacés solamente por mí.
Con tu autosuficiencia, me obligáste a aprender a ser yo misma. Con tu inteligencia te enfrentáste a mi inmaduréz.
Llegáste hasta donde nadie pudo y lográste transformar mis días en historias que contar. Matáste mi inercia con tu voluntad.
Cuando grité por dentro me escucháste y cuando lloré sin lágrimas lo notáste.
Aprendíste de mí  sensibilidad y yo de tu lealtad. Me has confiado todos tus secretos, yo los he omitido.
Has logrado milagros de una noche aburrida. Me has hecho feliz con algún regalo atemporal y rompiéndo mi triste rutina, cambiáste mis reglas estrictas con un viaje inesperado.
Puede sonar cursi, pero es algo que no puedo evitar al hablar de sentimientos. No sé si somos el uno para el otro pero nos complementamos.
¿Porqué no puedo ser como vos? ¿Porqué siempre tengo que estar aprendiéndo a vivir? ¿Porqué la sensibilidad no me sirve como a vos, para notar errores y pedir disculpas? ¿Porqué me falla la intuición cuando algo grande está pasando adentro tuyo?
Quiero ser como vos, el tesoro al final de mi arco iris.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Libertad



Una vez más, subió las escaleras angostas que daban a la terraza. Trepó la pared y caminó haciéndo malabarismos para no caer, hasta llegar al techo. Era el lugar predilecto para observar el mundo, pensar o simplemente, dejarse estar.
 Nadie la buscaba, pero imaginaba corridas desesperadas dentro de la casa, tratando de encontrarla. Ese día en especial necesitaba que alguien notara su ausencia.
Pensaba que cuando fuese grande, les enseñaría a sus hijos, lo que significa ser autosuficiente, la palabra dependencia y también les enseñaría, a tolerar la indiferencia. Ella aún no estaba preparada para entender sus significados.
Nadie estaba buscándola. Esperaba impaciente.
Sentía que su necesidad por los demás, no era correspondida con la misma intensidad. Necesitaba que la recordaran, que la extrañaran. Necesitaba ser el oxígeno de alguien.
Su madre regresa a casa. Ella sigue sola, mirándola desde las alturas.¿Qué puedo hacer para que me extrañe más?
Tal vez si pudiese volar, mi madre no me olvidaría jamás. ¡A ella, le encantan los pájaros! ¡Pero necesito un par de  alas!
Podría ser ángel en vez de pájaro. Mi mamá dice que los ángeles nos cuidan y me parece que también le gustan. Tal vez una mariposa de colores brillantes para deslumbrárla, un barrilete para que se divierta, una abeja para darle toda mi miel, podría ser un hada mágica para hacerle realidad todos sus sueños.
Podría seguir siendo yo misma, aprendiéndo, comprendiéndola, queriéndola como ella me quiere a mí. Además, siempre me dice que soy todo eso y mucho más.
Las alas ya las tengo, ella me las dió alguna vez....

viernes, 13 de noviembre de 2009

Las mujeres somos de Venus, los hombres son de Marte


Caminándo por cualquier calle mendocina.
Venus: ¡Hola! ¿Te acordás de mí?
Marte: Tu cara me es familiar. No sé, no estoy seguro. ¡Hola!
Venus: ¿No te acordás? Han pasado treinta años, pero yo me acuerdo  siempre de vos.
Marte: Mmm, si, me parece que ahora me acuerdo. No sé.
Venus: Salímos cuando eramos jóvenes y estuvimos de novios un par de años. ¿Cómo puede ser que no me recuerdes?
Marte: Es que ha pasado tanto tiempo. Hemos cambiado tanto que no sé cómo podés reconocer a alguien después de treinta años. ¿Treinta años dijiste? Yo no puedo. Pero tu cara me es familiar. ¿Querés tomar un café y lo charlamos?
Venus: Tengo tiempo. Siempre tengo tiempo para hablar de recuerdos.
Marte: Bueno contáme algo que me refresque la memoria. ¡Che, siempre tan linda vos!
Venus: ¿Cómo siempre tan linda, si no te acordás quién soy?
Marte: Bueno pero si me decís que han pasado treinta años, puedo notar que fueron más tiranos conmigo que con vos.
Venus: ¿En serio no te acordás? ¿Nada te quedó de esos años de novios? ¿No te acordás de nuestra canción preferida, nuestro aniversario, nuestra primera vez, la primera pelea? ¿Te olvidáste que yo estaba loca por vos? ¿Que cuando me dejáste, lloré durante meses?
Marte: Bueno, no debe haber sido para tanto sino me acordaría. Mirá ¿y si vamos a un lugar más tranquilo y lo conversámos hasta que, tal vez yo me acuerde de algo?
Venus: Adiós.
Venus camina , sin mirar atrás, con lágrimas en los ojos por no haber dejado un sólo  rastro, en lo que pensaba había sido su relación más importante.
Marte mira el reloj, paga los cafés sin terminar y regresa a la oficina pensándo, que podría haber sido una mañana fantástica.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Somos uno, somos dos


Nos lo preguntamos casi todas las mujeres y algunos hombres también, porqué no. ¿Por qué el amor nos hace sufrir? Parece que nos enamoramos y automáticamente empezamos a padecer cosas.

¿Me quiere? ¿No me quiere?, deshojamos margaritas, sin darle remedio a nuestras dudas.
Será que somos dos en vez de uno, o sentimos perder nuestra individualidad, compartiéndonos, reflejándonos.
Esa idealización que no queremos que llegue a su fin jamás, nos tortura con el hecho de que indefectiblemente terminará. Pero se transformará en compañía, entendimiento mutuo, realidad, crecimiento. No lo vemos mientras estamos ciegos.
Espiamos, indagamos, perseguimos. La autoestima sube y baja rauda, frente a la idea de merecer o no actitudes, palabras, razones encontradas. "No me merece", "Es demasiado para mí".
Esperas que se hacen eternas y muchas veces paralizantes. ¿Me llamará?, ¿me dejará?, ¿seré la mujer/hombre de su vida? ¡Nunca me lo ha dicho! Esperamos tantas cosas del otro que cuando no llegan nos decepcionamos, nos hundimos en un mar de preguntas y miedos.
Nos enloquecen las ideas de separación y de unión. ¿Somos uno, somos dos?
¿Qué estás dispuesto a hacer por mí? ¿Qué estoy dispuesta a dar a cambio? No consiste en dar o recibir sino en ambas. No es un intercambio de figuritas, es te doy, me das, hoy no, mañana tal vez.
Es pasión desmedida, odio temporal, celos por no ser exclusivo y la dura aceptación de errores marcados fríamente por el otro. Por el que nos conoce de memoria. Ese que conoce nuestros secretos porque los intuye con sólo mirarnos. El que se ha hecho dueño de nuestra virginidad en todos los aspectos. Ese que nos quiere pero que no logra sacarnos la duda.
 No somos uno en el otro pero dejámos de ser uno en uno mismo. Somos uno, somos dos.

martes, 10 de noviembre de 2009

Puntos de vista

Respuesta al autor del dibujo:

Zapatos: También nos encantan las carteras y un buen libro, la música, las flores, un atardecer en la playa,….
Logro de deseos vs. Necesidades: Tratamos de abarcar los dos. Las necesidades de los demás y los deseos propios.
Olfato para todo lo que brilla: Es verdad, sabemos reconocer a una buena madre, a un buen marido, buenos hijos, amigos incondicionales,…
Memoria para telenovelas: Tal vez. Pero si buena memoria para una película que nos hizo llorar de emoción, que nos hizo recordar, que nos hizo creer que cuando uno está por rendirse, todavía queda una salida.
Glándula “Ya te lo dije”: Lamento aceptar que a los hombres hay que recordarles más de una vez, lo que no es su prioridad pero sí la nuestra.
Manejo de vehículos: Si podemos manejar a un hombre, que ciertamente podemos, lo demás es cosas de niños.
Centro del rumor y el chusmerío: Nuestros chismes llenan su vida después del trabajo. ¿Qué quieren? ¿Que hablemos de política, futbol o autos?
Glándula de la iniciativa en el sexo: Cuando estamos enamoradas, podemos ser las más acosadoras, obsesivas, salimos a comprar ropa interior sexy, etc. Toda la artillería está servida en bandeja para el afortunado, pero si no se da cuenta, es otra historia.
Centro de la limpieza de inodoros: Totalmente de acuerdo. Cero entusiasmo.
Compras compulsivas: Cuando salimos a comprar algo que no nos hace falta, es porque estamos careciendo de otra cosa que tratamos de suplantar y que por lo general, no nos es provista por los hombres.
Habla, habla, habla,………: Si, ¿y qué?
Generador de dolores de cabeza: ¿Quiénes, nosotras?

Cansada de chistes machistas, tengo un último consejo para el señor X.
Cuando alguien lo haga sentirse querido, adorado, único, casi un dios, recién ahí va a entender lo distintas, divinas, divertidas y locas que podemos ser.
Dejo para otro día, el cerebro del hombre.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Me encanta acostarme en el pasto y mirar el cielo........


                                            

Me encanta acostarme en el pasto y mirar el cielo. Todo lo que esconde, para mí es desconocido. No soy capáz de reconocer una estrella ni las constelaciones, vía láctea, etc. Sólo tengo la certeza de que el sol es el sol y la luna es la luna, que una estrella fugáz sirve para pedir el deseo más imposible y que algún día, lejano o no tanto, voy a pertenecerle.
Tal vez brille en él, un poco más que en la tierra. Quizás, alguien me haya reservado un lugar a su lado queriéndo tenerme cerca. Quién sabe, por ahí ni siquiera me corresponda un lugar en el cielo y yo lo estoy suponiendo como seguro. Aunque pensándolo bien, seguramente disfrutaría más estando en el infierno, odio el frío!
Hay dos tipos de personas, las que se van a ir al cielo y las que sin escalas, se irán directamente al infierno.
Los primeros, nunca dicen lo que piensan realmente, se quedan con ganas de muchas cosas, tienen pesadísimos cargos de conciencia, son puntuales, no mienten, van a misa por miedo más que por devoción, educan las 24 horas del día, nunca levantan la voz, son domesticables, .........
Los segundos, obviando los pecados indiscutibles, viven una vida inconsciente, no reprimen los deseos, hacen realidades las fantasías más locas, transforman imposibles en hechos, no callan, coquetean con la mujer/marido del íntimo amigo/a, piden prestado y nunca devuelven, .........
Conozco de los dos tipos de personas. En la tierra, trato de pertenecer al primero pero en algún momento, me encantaría probar un poquito del segundo.
Me encanta acostarme en el pasto y mirar el cielo........

lunes, 2 de noviembre de 2009

Te fuíste


Ya pasaron dos años y parece que fue ayer. La frase hecha más ridícula y repetida de todas. No parece que fue ayer, se siente como si hubiesen pasado mil años. Mil años sin tenerte.
Te fuíste sin avisarnos, sin preguntárnos si estábamos de acuerdo y dejándo cosas pendientes. ¿No se te ocurrió la tristeza que significaría para nosotros, no tenerte más?
Han pasado dos años y no dejámos de pensar en vos o de nombrárte cada día. Siempre surge alguna anécdota, fotos de algún viaje de los tantos que hicímos, tus bromas pesadas, algo siempre hace que estés cerca.
Incurable imitador. Sólo nosotros conocímos tu verdadero yo.
Supíste llenar nuestros vacíos, callándo tu grito interior. Conmovernos hasta las lágrimas. También hacernos llorar de risa.
Pestañas de bataclana, nos dejáste con ganas de mucho más. Nunca más tu compañía, ni las salidas raras que nos deparaban un destino desconocido.  Nunca más Cachagüa.
Por eso no entiendo a la muerte, con tantos que no quieren vivir, que la desean, que le coquetean rompiéndo límites y aparece golpeándo nuestra puerta, orgullosa casi de su jocoso exterminio.
 "Te quiero a vos.
No quiero al que está sufriéndo en una cama de hospital.
No deseo al que me implora que lo lleve.
Te quiero a vos, fuerte y jóven.
Para que los demás me respeten.
Para que aprendan que la vida, les puede durar un suspiro más.
No quiero que me teman, quiero que aprendan a vivir.
Si yo no existiera, la vida no tendría ningún valor.
Gracias a mí, ella existe."
Brindémos con una quirquincha, estás más en la tierra que en el cielo. Nunca te vamos a olvidar.

jueves, 29 de octubre de 2009

El puente


Me perdí. No puedo regresar al camino que me había propuesto seguir. Está lejos de donde me encuentro ahora y no sé cómo volver.
Hay señales que me confunden, que me hacen pensar que no tengo que volver, que tengo que seguir buscándo. Pero éste camino, es nuevo para mí. ¿Y si me vuelvo a perder?
Veo un puente que me invita a que lo cruce. ¿Pero y si no es firme? Si del otro lado, tras esa oscuridad está otra vez  la nada. No soportaría una vez más, la nada.
Sigo caminándo, con un poco de miedo y otro poco de intriga. Doy unos pasos más hasta llegar a él. Me mira suplicánte, me pide "cruzáme" una y otra vez. Quiero hacérlo, pero no puedo. Algo me detiene. Algo me dice que el camino seguro, es el camino ya andado, el conocido. La otra voz, áspera y firme, sigue suplicándo "cruzáme".
¡Pero mi camino no debe estar tan lejos! - le contesto.
Pero no podés dejárme ahora que llegáste hasta acá -- me responde. Cruzáme, camináme y si no encontrás algo que valga la pena, siempre habrá tiempo para regresar.
Pero me voy a alejar aún más y no va a haber vuelta atrás -- estoy aterrada y a la vez, tentada por conocer lo desconocido. Lo que me ofrece incertidumbre pero también fantasía.
Miro hacia un lado y hacia el otro. Uno se pierde en una sombra negra, casi siniestra. El otro, luminoso, me consuela con su seguridad, quiere ayudárme a volver.
Desando sobre mis pasos, huellas marcadas de tentación y regreso a donde siempre pertenecí. El lugar seguro me espera, no me pregunta, no me cuestiona nada, sólo me espera contenedor y amable.
Es imprescindible cerrar la puerta y tirar la llave. Ahí nadie me podrá lastimar más de lo que ya estoy.

sábado, 24 de octubre de 2009

Nostalgia

Dicen que lo pasado, pisado. El presente, mientras lo pienso, ya es pasado. El futuro, está a un segundo de ser presente y a dos de ser historia. Pero hay momentos que logran sobrevivir al tiempo. Hay momentos que vamos a recordar toda la vida y que cuando los recordemos, nos van a hacer sentir las mismas sensaciones, vamos a reproducir aromas en nuestra mente, palabras con sus propios ecos de inmortalidad, canciones dedicadas  y hasta sentimientos enterrados, nunca superados, en lo más oscuro y recóndito de nuestro ser.
Pero surgen de la nada, tocándo campanadas de arribo, tratándo de ser bienvenidos y uno,  un poco soñador y nostálgico, les da cabida en algún rinconcito del corazón. Soñar no cuesta nada.
Esos momentos que dejaron huellas y nos marcaron para toda la vida. Momentos en que nos adoraban, nos dejaban, nos olvidaban. Épocas en que amábamos, odiábamos, abandonábamos y nos liberábamos. Situaciones que siempre van a recordarnos quiénes eramos en un tiempo pasado, colmado de besos, caricias, esperas. De llantos, perdones, alegrías y peleas. Un tiempo de probar cosas nuevas, de revelarnos ante todo, de ... me conformo con tenerte cerca. Me conformo con tenerte cerca.
Esos momentos, siempre vuelven, con otra intensidad, pero vuelven y se cuidan, se protegen de no contaminárlos con el presente. Se trata de que sigan siendo exclusivos, íntimos, secretos. Y lo son. Forman parte de nuestros recuerdos. Y de alguna manera, el protagonista de esos recuerdos, nos pertenece. Nunca dejó de ser nuestro. Posee un poco de nuestro corazón, fue parte de nuestra evolución, conoció todas nuestras caras.
Nunca quisímos perderlos, nunca los dejámos ir del todo. Son personas que nos hicieron crecer, que nos hicieron sentir únicos e irremplazables y tantas veces invisibles.
No, el pasado, no está olvidado. Simplemente, está muy bien guardado.

sábado, 17 de octubre de 2009

En tu día



Soportáste nueve meses de peso, sueño y dolor y llegué al mundo, desnuda de miedos, traumas, rencores y responsabilidades.
Me cuidáste como si fuese un tesoro, me alimentáste, abrigáste y divertíste. Me educáste, protegíste y acariciáste. Bueno, fui la tercera de cuatro pero supíste repartirte bien, aunque siempre hicíste que sintiera, que era la más importante. Por favor, dejáme que lo siga creyendo.
Tratáste de evitar que las cosas malas me pasaran cerca y aún hoy, me parece verte preocupada por mi vulnerabilidad, mi falta de maduréz y mi intolerancia a la tristeza.
Te perdono la impuntualidad, porque gracias a eso, mis hijas no la conocieron. Te perdono tus distracciones, porque así aprendí a rescatar recuerdos y contártelos. Te perdono........., no tengo nada que perdonárte.
Sos lo que quiero que seas, como quiero que seas y por suerte, sabés perdonar, escuchar y contener.
Perdonáme cuando no te llamo, cuando no te presto atención y por no invitarte a tomar un café de vez en cuando.
Perdonáme si no soy lo que soñáste que fuera, si te defraudé en algo, si te mentí y me descubríste, si te veo y no te miro.
Y quiero decirte una cosa más, la más importante, todavía seguís enseñándome tantas cosas, que me dejás pensando en todo lo que voy a tener que aprender, para que mis hijas me quieran , como yo te  quiero a vos.
Ahora, intoxicada por la vida, puedo afirmar que sos una de las personas que me brinda aire puro, amor, compasión y comprensión. Te quiero, como la primera vez que te vi.

lunes, 12 de octubre de 2009

Esa otra

                                                                                                                                                                 

Podés repetirlo mil veces al día, en voz alta, en silencio. Podés dibujar corazones atravezados por mil flechas. Podés gritar a los cuatro vientos que es el amor de tu vida.
Podés escribir su nombre en un papel y guardarlo en la billetera. Podés contar que sin esa persona no podrías ser lo que sos. Tal vez, con el tiempo te lo creas. Tal vez,  te convenzas de que es cierto.
Podés escribir mil poemas describiéndola, podés soñar que junto a ella lográs ser felíz y quizás, también te lo creas.
Pero no podrás evitar sentir lo contrario, no podrás engañar a tu corazón, cada vez que pienses en esa otra. La que llamó tu atención con unas pocas palabras, con una sola mirada, con un sólo café y con una noche llena de magia.
 La que logró hacer tambalear tu edificación imaginaria, construída con tanto empeño.
Podrás negárlo, evitarlo, huir con pensamientos y palabras adornadas, pero vas a seguir sintiéndolo por dentro.
Esa, que nunca dejará de ser la otra, es la que ocupa tu mente. La que hace que te falte el aire por las noches, la que hace que inventes encuentros fugaces, la que ha transformado tus sueños en fantasías.
Esa, que ahora te tiene aterrado, descubriendo que sos tan vulnerable como cualquier mortal, no espera nada. No espera.
Buscás desesperado una salida, pero no la hay. Y seguís repitiendo tus frases hechas, mirándo como una se desvanece y la otra toma fuerza. Y te negás, lo negás. No querés seguir pensándola, no podés, es peligroso romper con los esquemas de lo habitual. Pero ahí está. Aparece sin ser llamada, con sus aromas a infidelidad, inestabilidad y desconcierto.
Esa otra, no espera nada. No corras, porque los pensamientos siempre te van a acompañar, hasta que por fin, logres olvidarla.

martes, 6 de octubre de 2009

Única


Para alegría de "todos" mis seguidores, hoy estoy felíz. ¿Porqué? Ni idea. Eso es lo mejor, no tengo motivos o tal vez...
¿Será que empieza a florecer el jardín gracias a todos mis cuidados? ¿O será que ya pasó el viento zonda?
¿Será que no he salido de casa y he evitado ver la realidad?  ¿O será que no me he perdido de nada que valga la pena?
Las cosas marchan como deben, todo en su lugar, sin sobresaltos. Mis amigos me quieren y no me olvidan aunque los abandone. El liquidambar que planté no ha salido huyendo de mí. La familia, bien, gracias por preguntar.
Hace frío en pleno octubre, pero todavía puedo soportar unos días más. No extraño a nadie. No me duele nada.
Me olvido de cosas, pero alguien siempre me las recuerda. Lo poco que veo de cerca, me permite ver unas canas más de las que tenía en septiembre, pero no es problema. Me recuerdan mi edad que tampoco es un problema.
No sé qué me tiene tan bien.
¿Será que soy única? ¿Diferente? ¿Que me siento única entre tantos uniformados? Tantos siguiéndo desesperados la etiqueta de pertenecer a ... no sé qué. Tantos desesperados por complacer.
Si, soy única. Soy yo. Y lo mejor, es que soy mía.

viernes, 2 de octubre de 2009

Ecos


Hoy te levantáste triste. Más triste de lo usual. Mientras preparabas el desayuno, se te escaparon un par de lágrimas, que se mezclaron con el vapor del café y con la niebla de la mañana.
Decidíste volver a la cama un rato más, buscando algo que te ayudara a intensificar ése sentimiento. Así somos las mujeres, te comprendo.
Sintonizáste la película más triste de todos los tiempos, que te recordó tu infancia, tu primer amor, tu primera vez. Y llegaron como ecos recuperados del baúl polvoriento de los recuerdos, olores, cosquilleos en el estómago, decepciones nunca superadas, el sabor en los labios, de lo que significó para vos en una época remota, la felicidad.
Nunca hay que comparar, pero no pudiste con tu genio. El pasado, siempre fue mejor.
Y seguíste tratándo de atrapar, ecos de momentos inolvidables, esperas ansiosas de llamadas y flashes de reconciliaciones apasionadas. Las lágrimas, ya nadie podría detenerlas.
Hicíste memoria, no querías desperdiciar la melancolía matinal. Y descubríste que, efectivamente, el pasado fue mejor. Que esos sentimientos sin control, la emoción de un encuentro,  el amar sin esperar nada a cambio, no volverán a llamar a tu puerta. 
Que lo que estás viviéndo y siendo, son sólo ecos imitadores de lo que fuíste. Y lo que fuíste, sólo sobrevivirá si no lo olvidas jamás.

domingo, 27 de septiembre de 2009

La magia



Decidíste juntar el valor, que se necesita mucho, para hablarnos de tus dudas y te encontráste con una pared dura de penetrar y otra tan blanda, que no devolvió ni tu reflejo.
Puedo hablar sólo por mí y ni siquiera estoy tan segura de lo que quiero decir. Pero voy a intentarlo.
Me encontráste sin la respuesta adecuada, simplemente, porque parece que nunca la tengo. No sé a dónde buscarla, no sé de dónde sacan los demás, las respuestas acertadas. Me encantaría tener un manual, que me enseñe a responder, a educar, a apoyar, pero no existe. ¡Te lo juro!
En éste momento, lo único que puedo ofrecerte, es todo mi amor. No esperes la respuesta que seguro saldría de mi boca, ya que sé que no te favorecería, pero mi corazón, lo tenés entero, siempre. Claro que ahora no te sirve de mucho, pero perdonáme, es lo que estoy acostumbrada a dar. Quién sabe, tal vez sea lo único que tenga para ofrecer.
Si pudiese darte mi vida, lo haría, pero me necesitás acá. Si pudiese aliviar el peso de tus hombros y cargarlo en los míos, también lo haría, pero no te dejaría crecer como persona. Perdonáme, sigo sin encontrar las respuestas.
Me siento perdida y un poco angustiada. Quiero verte felíz, pero por mucho que me esfuerce, la magia se escapa de mis manos. La magia que me ayudó tantas veces a hacerte reír, la que me ayudó a hacerte  pensar, la que me ayudó a conseguir, que seas lo que sos, la que hará que me recuerdes siempre con amor. Ahora esa magia, se ha escondido y no quiere que la encuentre. Se niega a darme una mano, una respuesta aunque sea simple.
Y descubro, que sola no puedo y que el apoyo que tengo, aunque sea duro y frío, es mi única respuesta. Y me dejo caer en sus brazos, esperándo que me proteja y me deshago del peso de mis hombros, porque él puede soportarlo mejor.
Mis dudas y mis debilidades, siempre serán de él. Mi corazón, siempre será tuyo. Y esa magia, que nos conectó siempre, va a volver, junto con las risas y las charlas. Te prometo que va a volver.

Te pertenecí



Te miro detenidamente. Quiero saber qué estás pensando. Tu mente es un lugar inexplorado por mi, a diferencia de tu cuerpo. Claro, no teníamos tiempo como para detenernos en los detalles. Para qué conocernos íntimamente, si se suponía, sería una relación fugáz. Y lo fue.
 Hacía tanto que no te veía, que hoy te estoy estrenando. Una nueva mirada, un nuevo corte de pelo. Y noto un dejo de tristeza en tus ojos. Quizás sea la culpable. ¿Nunca me perdonáste?
Yo pude olvidar lo que me hiciste, pero parece que vos, no has logrado desterrarme de tu vida. Y analizo y
comparo las culpas.
Me empujáste a la lujuria, sin frenos ni escrúpulos. Lo disfruté y lo sabés. Me enamoráste sin promesas felices. Lo acepté sin pensar. Me olvidé de quién era, de mi vida, de mis cosas y me entregué. Inconsciente, no medí consecuencias ni riesgos. Dejé de pertenecerme, para ser sólo tuya, y me tomáste.
Yo, tomándo distancia, viendo el horizonte desdibujarse poco a poco, decidí alejarme. Sólo un beso dulce, húmedo y triste, fue nuestro último contacto. Y me fui sin darme vuelta, para no arrepentirme, para no volver a caer en tu juego de seducción. Sólo volví a mirarte desde la vereda y ahí estabas, asomado a la ventana, despidiéndome sin gestos, más que con tu mirada. Sabías que no volvería, pero te pertenecí. Te lo puedo asegurar.
Y ahora vuelvo a encontrarte y siento que te convertí en una persona triste, lo puedo notar.
Las únicas palabras que salieron de tus labios, cuando nos cruzamos fueron: "Hola. Sabés que cuando te recuerdo, sólo puedo pensar en cosas buenas."
Las únicas palabras que salieron de los míos: "A mi, me pasa lo mismo."
Sigo mirándote y decido en un segundo, seguir con mi vida, segura, sin mentiras, tranquila. Sé que si te hubiese dado una mínima señal, estaríamos repitiendo el pasado.
¿El error del pasado? No. El error, solamente, sería repetirlo.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Gracias por hacerme mamá


Ayer recibí la llamada tan esperada durante siete u ocho años. Preparé tu bolso nerviosa, mezclándo lágrimas con sonrisas ansiosas. Hoy te voy a buscar.
He llegado media hora antes a la cita, no podía esperar en casa, prefiero esperar cerca tuyo.
Me llaman y me acercan a un vidrio. Te señalan, me miran. Quieren ver mi reacción, la que será  parte también de tu legajo. Los ojos se me llenan de lágrimas nuevamente.
Te miro, ya casi sos mío y yo tuya. Toda tuya.
Toco el vidrio como si fuese parte de tu cuerpo y pienso, todo lo que te voy a querer, todo lo que te voy a cuidar. Te prometo que vas a tenerme siempre, que vas a ser la persona más importante para alguien. Yo te voy a hacer sentir así. Vamos a jugar, a ver películas, a salir de paseo. Todo lo que alguien se negó a darte, siendo su responsabilidad, yo te lo voy a dar. Y se lo estoy agradeciéndo profundamente.
¿Qué egoísta no? Agradezco que te haya despreciado, que te esté dejando solo. Gracias a esa extraña persona, hoy, soy la mujer más felíz del mundo.
Hoy voy a ser mamá y vos, vas a volver a ser hijo.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Desafíos



Entiendo cómo te sentís, decidir es difícil,
tanto tiempo en un mismo lugar, es complicado cambiar.
Pero la vida te da oportunidades, si querés las tomás,
ahora te desafía, tal vez no lo haga más.

El éxito depende de vos, podés tener deseos e ilusiones,
pero si  falta la fe, los desafíos se vuelven frustraciones.
Hay algo peor que el fracaso, que es no haber intentado,
tenés la voluntad, que no te pese el pasado.

Si no fuiste reconocido por quien más lo esperabas,
cuando logres tus metas, sabrá lo errado que estaba.
Si tratáste de ser lo que él quería, no estuvo mal,
ahora es tu momento, no lo dejes escapar.

Nunca te limites, nunca te compares,
la fortuna depende de lo que uno realmente es.
En las situaciones críticas, si te mantenés distante,
la vida, benévola te va a mostrar, tu lado brillante.

De la voluntad viene la luz, del sacrificio de cosas importantes,
el resultado siempre es bueno, tenés que seguir adelante.
Te apoyo, creo en vos,
 no sos uno, somos dos.

Te quiero, te odio, te peleo, me arrepiento,
pero sé que tus voluntades, tan sólo son mis deseos.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Adiós

Si se me escapa una lágrima, no será por vos. No voy a darte con el gusto. Si se me escapa una sola lágrima, será por estar perdiendo, todo lo que compartimos.
Hoy te vas y me dejás, como si nuestra amistad hubiese sido sólo un intercambio de palabras. Como si lo aprendido de cada uno, no valiese más que una clase de teoría sin práctica. Como si nada hubiese ocurrido entre esas idas y venidas de puntos y comas.
Me despido de vos, como despediría al cartero, sabiendo que  no va a tener nunca más para mí, esa carta tan esperada. Sabiendo que va a desaparecer esa señal en el buzón, la que me avisa que alguien me está recordándo con cariño. Que alguien, un ser  desconocido, tiene más cosas  para enseñarme.
De un día para el otro, te quedáste sin palabras, sin tinta en el tintero, sin ganas. Y yo, esperándo ansiosa, me quedé sin  mil letras por leer.
No estás dejándo de interpretar tu papel, sólo me estás dejándo a mí.
Adiós es mi última palabra, pero jamás será, mi último Adiós.

Luz

Sos quien  me ha visto llorar por amor,
llorar de miedo, llorar sin lágrimas,
llorar por dentro.

Sos quien me ha visto reír de nervios,
reír alegre, reír ansiosa,
reír sin gestos.

Sos quien me ha escuchado hablar con dolor,
hablar de amor, hablar de los hombres,
hablar sin pudor.

Sos quien me ha acompañado en un viaje,
en una enfermedad, en una tristeza
y en la felicidad.

Sos quien me ha aconsejado en momentos de debilidad,
en momentos de soledad y en todas mis caídas,
me ayudaste a levantar.

Cómo agradecerte tantos años de amistad, si me has visto llorar,
cómo agradecerte si me has visto reír,
cómo agradecerte la paciencia al escucharme hablar,
cómo agradecerte si siempre a mi lado has estado,
cómo agradecerte si siempre me has aconsejado.

Sos mi mejor amiga, te quiero de verdad.
Las palabras no me alcanzan, quisiera decir mucho más.

Vos sabés qué me pasa, con sólo mirárme,
tu equilibrio me calma, tus palabras son sabias,
fuiste para mí, totalmente necesaria.
Gracias por estar conmigo, gracias por entenderme,
sos mucho más que una buena amiga, gracias por sostenerme.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Huellas



Ayer las vi. Por un momento, me pregunté, ¿cómo sería estar en su lugar? ¿Qué sienten?, ¿qué piensan? El momento de curiosidad fue corto, ya que apareció con urgencia y necesidad, el momento de agradecer.
Miré hacia mi izquierda y pude notar que tu pelo, aún sigue brillando. Corto, disimulado con una bufanda, pero está, que es lo importante.
Miré hacia mi derecha y te vi sonriendo. ¿Cómo has logrado no desterrar ese gesto de tu cara? ¿Cómo te quedan fuerzas si de un día para el otro, descubriste que te habías quedado sola? No estas disimulando, simplemente ha sido un instante en el día, en que has podido olvidar. ¡Qué bueno, me alegro tanto!
Vuelvo la cabeza hacia ambos lados y me siento rodeada por dramas ajenos, pero tan cercanos.
Vas a empezar a perder fuerzas. Indiscutiblemente, se te va a caer el pelo y habrá días en que te vas a sentir agotada sin haber hecho nada. Y te queda lo peor, explicarle a tu hijo, que mamá está enferma, que tal vez...
¿Cómo les expresaste a tus hijos, que su padre se ha ido y no que va a volver? ¿Cómo vas a acostumbrarte a la idea?, si es que uno puede acostumbrarse. La soledad repentina, que no la llenan los hijos ni los amigos. La soledad de los fines de semana, que es cuando se está en familia. La soledad cuando un hijo se enferma o cuando tiene un problema en el colegio. Él se fue. Papá se ha ido al cielo.
A veces es tan corto el camino, que no da tiempo para despedirse, ni para arrepentirse de esos errores, que vuelven cada día,  para recordarnos que los cometimos. No da tiempo para cambiar, ni para dejar los vicios.
A veces es tan corto, que no da tiempo para dejar huellas. De las que marcamos en los demás, para el resto de su camino.

lunes, 7 de septiembre de 2009

San Juan


Partían hacia el campo, como solían hacer todos los veranos. El Chevrolet verde cargado de valijas vetustas, aunque bastante destartalado, soportaba los calores del asfalto, entre San Juan y Mendoza.
Nélida, sentada adelante, iba seria y callada como siempre. Juan, al volante, felíz de regresar a sus viñedos. Felíz de regresar con su nieta preferida. ¡Cuántos días juntos nos esperan! Se decía a sí mismo, y en voz alta. ¡Casi todo el verano!
De vez en cuando, las paradas ayudaban a estirar las piernas. Otras, paradas de rigor, completaban el pesado equipaje con un par de sandías enormes y perfumadas, compradas a algún puestero de la ruta.
María, sentada atrás con su muñeca parlanchina, no perdía detalle del aburrido viaje, entre pastos secos y alguno que otro Aguaribay.
Nunca pudo entender, el secreto del agua en la calle. Esos espejismos que al pasar, desaparecían como por arte de magia.
La casa comenzaba a distinguirse entre los salitrales y demás ranchos. María se emocionaba. Allí, habían quedado parte de sus juguetes, libros y recuerdos. Sus amigas del campo, la esperaban también.
Sabía que a la mañana temprano, podría recorrer, tomada de la mano de Juan, las largas y húmedas hileras de parrales. Que luego de una siesta calurosa, bajo un tul mosquitero, saldrían a visitar a los vecinos. Que seguramente a la noche, les harían un asado de bienvenida.
Todo el pueblo sabía, que Juan era feliz en el campo junto a su nieta. Y lo celebraban. Claro, puesto que la mitad de los habitantes, trabajaban para él.
Nélida, ocupada en cuidarlos de las insolaciones y picaduras de insectos, era ignorada. Atareada cada noche, cambiando las bombillas de malla de cada lámpara a gas, era la aburrida de los tres.
Entre las historias del abuelo, sobre tigres y facones, asomaba Nélida su cara huesuda, llamándolos a comer, ajena a toda la diversión. Siempre ajena a sus salidas, conversaciones y mimos.
Pasaron quince años y Juan murió, como también murieron sus viñedos. El pueblo lo lloró durante años y no volvió a ser el mismo de antes. Creen que Nélida, no lo sufrió tanto.
María, no regresó jamás. Olvidó sus cosas, sus amigas, sus libros y su memoria. Nada tenía de interesante ése pueblo perdido y salitroso, sin su abuelo.
Nélida volvió a su provincia natal, cargando una sola valija. Remedios, un par de fotos, sus agujas de tejer y cartas. Las cartas de María para Juan. Cartas que nunca había leído, porque no iban dirigidas a ella.
Ahora le pertenecían, como le pertenecían también las historias inventadas y los viñedos secos.
Pero sólo necesitaba probar, un poco del amor de María. Ése amor, visto siempre a la distancia, tan añorado y envidiado.
El día que supo con certeza, que también le pertenecía, se desprendió de todos sus rencores y murió felíz.

viernes, 4 de septiembre de 2009

No estás



Te espero ansiosa. Han pasado sólo quince días y han dolido como si hubiese sido un siglo.
He preparado tu comida preferida. Tu ropa está guardada, siguiendo la gama de colores como te gusta. Todo está en orden  menos yo, que trato de disimular la ansiedad.
Te espero en el bar del aeropuerto tomando un café.
He bajado del auto, el libro que llevo siempre para estas ocasiones. Me averguenza sentarme sola y no tener algo para leer.  Aunque con el libro abierto delante de mí,  y Kundera diciéndome con su Identidad, ¿cómo se puede sufrir por la ausencia de alguien que está presente?, no dejo de pensar en nuestra última pelea. El avión viene demorado. El tiempo me sobra como para pensarte.
Me reprocháste no quererte lo suficiente y tal vez sea cierto. ¿Cómo disimular mi insatisfacción, si cada una de tus miradas y  tus palabras hacia mí, son como lanzas cargadas en sus puntas con veneno?
Me elevo no se a cuál dimensión y te imagino. Nos imagino juntos, dándonos la espalda, como si quisiésemos cortar, el último hilo que nos une.
El avión está aterrizando y yo a la vez, regreso de mi inconciencia nuevamente a la silla del bar. Me paro y con paso rápido y nervioso, me dirijo hacia la puerta dos. Siento que cabe la posibilidad de que alguien adivine mi tristeza. Miro en un vidrio mi reflejo y si, es probable que lo adivinen.
Te alcanzo a ver. Ahí estás con tu bolso al hombro, despreocupado, sin buscarme con la mirada entre la gente allí parada. Te miro pero no hay respuesta. Espero.
¿Puede ser aquel, el mismo hombre que yo amé? Si, sos vos. Me miráste y te descubrí en esos ojos, señalando "ahí estás". No me esperabas.
Y me siento con ganas de desaparecer entre la muchedumbre. De no haber ido. Al menos, podría  haber fingido indiferencia. Pero ahí estoy. Y tus ojos no han aprendido todavía, a fingir como los míos. Ha dejado de ser para vos, la alegría del reencuentro. He dejado de ser para vos, la mujer de tus sueños. Claro, ya soy tu mujer. Ya soy tuya.
Y Kundera, desde sus páginas arrugadas, me asegura que se puede sentir nostalgia del ser amado, cuando se vislumbra un porvenir, donde él ya no está.

Villa La Angostura

                              
He conseguido estar sola un momento, mientras todos descansan de un viaje agotador, de catorce horas sin pausa.
He logrado estar sola un instante, pero mi mente no descansa como los demás. Nunca descansa.
El paisaje que frecuento, ya hacen veinte años, sigue pareciéndome indescriptiblemente divino. No me cansa, no me aburre. Dueña de nada, este lugar me pertenece y yo a él. Pero la paz que representa, me revoluciona por dentro. La sensación de ser un punto en el universo, se confirma una y otra vez. Y me confirma, una y otra vez, que existe una vida mejor para vivir.
Llueve y siento la brisa helada, refrescándome por dentro y por fuera. Y puedo sentir el olor de la vida. Hasta el detalle más insignificante, me produce alegría, como el aroma tan típico del lugar, aroma a retamas.
Estoy sola y el silencio, es el sonido más agradable que puedan escuchar mis oídos. Este silencio, me da la bienvenida. Invitándome a sentir, escuchar y respirar hondo.
El lago está tranquilo. De vez en cuando, pasa algún pescador solitario y pienso, ¿qué estará pensando?, ¿qué estará sintiendo?, ¿disfrutará realmente de éste paraíso ó ya estará sufriendo de antemano su regreso?
Contemplo, siento, pienso y soy feliz.
Se despiertan y comienza una movilización imparable. Corro a esconder mis secretos, escritos desordenados y tan íntimos. Estan felices y mientras disfrutan de la compañía, yo no tanto.
El sentimiento que hasta hace cinco minutos me desbordaba, va desapareciendo, junto con las nubes del cielo. Ya habrá más momentos de soledad. Me integro.
Es tarde y nuevamente estoy sola. El ventanal que da al Nahuel Huapi, está rodeado de araucarias y arrayanes. Los miro con envidia, no sólo van a vivir mucho más que yo, sino que lo van a hacer en este lugar, el cual les ofrece todo lo que necesitan, sol, humedad y frío, además, la posibilidad de ser siempre admirados, ya que el respeto por la naturaleza en éste lugar, es infinito.
Y vuelvo a sentir el silencio y lo necesito y lo disfruto. Es mi tiempo, es mi soledad la que se presenta con el mejor de los sonidos, el del silencio. Y me confirma que me falta vocabulario para escribir y me sobra para todo lo que quiero callar. No obstante, me reconforta saber, que si no puedo describir con palabras lo que siento, de todas maneras, no dejaré de sentirlo. Y si lo que siento, se lleva bien con mi soledad, alguien más, sería una multitud en ésta, mi cita conmigo misma.
Es suficiente para mi, cuando por lo general, lo suficiente es poco.

jueves, 3 de septiembre de 2009

La vejez

Rezá mucho para no vivir tanto, me dijo cansada.
 Los 98 años le pesan, la aburren, le duelen. Y yo, la miro con cariño y pena. Sé cuánto le pesan.
¿Cuál es el sentido de una vida tan larga? me pregunta. Y no sé qué contestar.
Estoy sentada, mirándo cómo pasa la vida. Pero también veo pasar la muerte, tan indiferente pero tan cercana, que me dan ganas de gritarle que aquí estoy. Que deje de llevarse a mis seres queridos. Que mi hijo, que tenía treinta años menos que yo, ya murió también. Que mis amigas me han abandonado y que las envidio enormemente por haber muerto antes. Que estoy sorda y no puedo escuchar lo que mis bisnietos me cuentan. Ya no puedo intervenir en ninguna charla de domingo y sé que soy un peso para los que me tienen que cuidar. ¿Con qué fin?
¡Encima, me cuidan! ¿Qué pretenden? ¿Que viva hasta los cien años?
Parece que no entienden lo que es la vejez. La soledad, los dolores, la tristeza, la dependencia, pero sobre todo, el aburrimiento. Ya no veo bien, por lo tanto no puedo leer, ni puedo tejer para mis nietos como solía hacerlo. La vista se cansa, al igual que mi espalda. Pero éste corazón, traidor, siempre en mi contra, sigue bombeando el fluído ingrato de la vida.
Y cada mañana, al despertar, se me presenta nuevamente, un día de cuarenta y ocho horas. Proponiéndome nada. Retándome a soportar un día más lleno de soledad, de sonidos sordos para mis oídos, de calles  que no volveré a andar.
Por favor, rezá mucho para no vivir tanto.
Porque vas a ver partir a tus amores, tal como yo los vi y vas a sentir que no sólo ellos te han dejado, sino que la muerte, agresiva a veces y otras tan indiferente, te da la espalda una y mil veces.
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