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martes, 26 de julio de 2011

Cositas

__ ¿Cuántos son?  
__ Cuatro, __ respondí __ un hombre y tres mujeres.
__ Mmm, tres mujeres. Ustedes guardan todo, cartitas, recuerditos, cositas. Nos vamos a demorar más seguramente __ contestó irónico.
Y si, descubrí muchas cosas que no me acordaba que tenía, que con un placer intenso abracé aspirando pura nostalgia.
Entonces el miércoles, partí con lo básico que hay en una casa pero también con mis "cositas" al hombro, de las cuales no me quise desprender. Y sentí algo así como un destierro hacia un destino ajeno. Ajeno porque este no es el final del camino. Ajeno porque es desconocido. No tiene mis perfumes ni mis flores ni mis memorias. Eso es para mi, un lugar sin memoria.
"Cositas", pensé. Una cajita con los dientes de leche de mis hijas, cuadernos con sus primeras letras, otra caja con cartas y fotos, diarios escritos en mi adolescencia, mi vestido de novia, etc...
¿Por qué será que lo que para algunos podría ser prescindible, para mi es tan importante?
Siento que una parte de mi se apoya en el pasado aunque digan que no debería ser así. Siento que me transmite lo que fui y el porqué de lo que soy. Ahí es donde habitan mis fantasmas. Donde nacieron mis miedos. Donde moran mis felicidades más entrañables.
Mis "cositas" como dijo el señor de la mudanza, es probable que hayan vuelto a ver la luz en el mejor momento. El momento de cambiar no sólo de domicilio sino también de rumbo.

"Quise cambiar al mundo y nada cambió. Cambié yo y todo cambió."
Autor anónimo



viernes, 15 de julio de 2011

Protagonista

Siendo la protagonista de mi propia novela no puedo decidir el final.
Alguien me manipula como a una marioneta, inseguro de qué hacer conmigo.
Escucho voces que relatan mis movimientos y trato de engañarlas yendo hacia donde no quiero. Hablando palabras mudas. Fingiendo ceguera, tanteo el camino ya recorrido.
El escritor, creador de todos mis tiempos vividos y por vivir, cambia sus planes según pasa el tiempo. Y yo al menos, necesito saber a qué género pertenezco, a una comedia o a una tragedia.
Pero las voces callan, la vida continúa entre borrones de tinta y nuevos bosquejos. Entre certezas y desilusiones que son tan mías como de él. Pero muero en la página 100.

Ahora sólo falta su firma para demostrar que existí en sus fantasías y tal vez en las de algún lector conmovido por mi superflua marcha por la tierra o por mis livianas palabras.
100 páginas y una sola firma, consienten casi la muerte de ambos.

"A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante."
Oscar Wilde
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