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lunes, 22 de febrero de 2010

Mi corazón

Todo lo que tengo hoy para decir, sale de mi corazón. Corazón que no quiere dejar de latir, que no para de hablar, que se niega a dejar de desear. ¿Lo sentís?
Todo el que está instalado en él, se siente acogido cálidamente. Todo el que por él ha pasado aunque sea un instante, se ha sentido amado.
Y hoy cumple mil aniversarios. El aniversario más feliz, el más doloroso, el del primer beso, el del último adiós. Y no se rinde, no se cansa ni se calla. Sigue fresco y cálido a la vez, como a los quince.
En él comenzaron las más divertidas aventuras, pasiones, viajes, amistades. Los amores más raros, platónicos, imposibles y los eternos también. Amores de mujer, hija, hermana, madre, nieta.
Ha tenido guías, maestros y discípulos. Ha sabido escuchar y aconsejar, gracias a que habla el idioma que todos conocemos, el idioma de sentir. No vas a tener problemas en conocerlo, siempre que para entrar golpees bajo y pases con ganas de quererlo pero no de entenderlo.
Tiene una sóla mano, nunca fue vendido ni comprado. Pero para qué te voy a engañar, tiene muchos kilómetros recorridos, algunos parches, cicatrices y demás, pero responde.
Mi corazón, tarde o temprano, responde.

sábado, 20 de febrero de 2010

"Si te gustan mis alas, no te empeñes en cortarlas"

Estamos convencidos de que somos libres y de que hacemos uso del libre albedrío en pos de una vida colmada de elecciones propias.
Pero ¿somos libres en serio? Mirá a tu alrededor, ¿qué ves? Entre la gente que te rodea, ¿reconocés a alguien que sea o se sienta libre de verdad? Pero libre libre, no a medias. Si, hay. Pocos, pero vas a encontrar.
¿Y qué sería de nosotros sin ellos, los que se animan a vivir realmente en libertad?
¿Con qué compararíamos nuestra celda, si no viéramos cómo un hombre que cruza el mundo en globo, muere por concretar su sueño?
¿Con qué vara mediríamos nuestras represiones, si no existieran poetas cursis que desnudan sus sentimientos adornándolos con rosas, corazones y lunas llenas?
¿Y el aburrimiento? ¿Cómo podríamos calcularlo si no hubiera por ejemplo,  artistas callejeros? Músicos, dibujantes, malabaristas. Ya sé lo que estás pensando, pero algunos son talentosos, simplemente no tienen oportunidades. Hacen lo que saben hacer por necesidad o por gusto, teniendo que mendigar, cuando algunos son muy buenos.
Tu libertad y la mía, son diferentes. Yo pongo mis límites y vos ponés los tuyos. Obviamente, depende de mi entorno, de tu conciencia y de nuestra vergüenza. Para algunos seremos reprimidos y para otros todo lo contrario. ¿Y te importa realmente lo que piensen de vos? ¿Es verdad que mi libertad termina donde comienza la tuya?
Esos que viven la vida decidiendo cómo, cuándo y dónde, esos que no son muchos pero que los hay, nos demuestran que nuestra libertad es tan limitada, que somos prisioneros por propia elección.


martes, 16 de febrero de 2010

Palabras



Necesitabas ese tiempo a solas con ella. Sin testigos que opinaran acerca de lo que hacían bien o mal. Sin distracciones, vos y ella, preguntas claras y respuestas directas.
Respuestas que no querías escuchar, se transformaron en reveladoras de sentimientos naturales, añejados y madurados como un buen vino.
Preguntas que te daban pánico pero que eran inevitables, por el miedo a descubrir que lo que dabas por sentado, quizás había dejado de ser un hecho para ser pasado. Para dejar de ser para siempre.
Vos y ella, nadie más. Con el resúmen de sus vidas en la memoria. Puntos de vista diferentes, haciéndose compartidos. Mostrando ése lado más humano que es el de la intolerancia, rutina y cansancio, en contraste con el del amor, compañerismo y entrega. Lo absurdo revelándose junto a lo lógico y todo lo bueno sobre lo doloroso. Y esa exclusividad tanto física como espiritual.
La capacidad de fabricar una vida juntos, prevaleciendo ante la incapacidad de ser constantes. La realidad, tan real como una nota desafinada, un paso de baile armónico, una pieza de vidrio celosamente vigilada.
En eso se convirtieron, en una realidad soñada. En una ficción materializada. Y en esa ambivalencia, fue donde te conectáste como pareja. La dualidad de ser lo que el otro necesita que seamos, de soñar con lo que ahora descubrís como realidad. La dualidad de ser lo que sos y poder al mismo tiempo, ser para ella.
Así, las ilusiones y realidades, se convirtieron en una y la brecha entre los deseos y los hechos, se hizo nula. Las palabras achicaron ese abismo que los mantenía separados y lograron justificar esa realidad soñada.
Descubríste por fin, a través de las palabras, que ella siempre había estado ahí para vos.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Happy Valentine´s

¿Hace falta festejar un día en especial? ¿Es necesaria una fecha para decirle cuánto lo querés? ¿Y el regalo?
Bueno, a las mujeres nos encantan los regalos, pero si fuesen atemporales significarían mucho más que un simple compromiso: "No me olvidé de vos en nuestro día."
Es el día en que las parejas se dicen que se quieren. El día en que tal vez, más se quieren. Hacer el amor ésa misma noche, debería ser  incomparable con las demás.
¿Restan 364 días de amor menos intenso que el día de San Valentín, o como lo llamamos acá, el día de los enamorados?
Que Cupido nos ponga en la mira y nos alcance con sus flechas embrujadas, transformando una relación mediocre en perfecta, sería maravilloso. Que Afrodita con toda su sensualidad nos diera consejos amatorios, también. Que nuestro compañero de la vida, saliera a nuestro encuentro en medio de un bosque encantado como el Fauno, ya sería  de ciencia ficción.
¿Realmente necesitamos una fecha para decirnos cuánto nos queremos? ¿Necesitamos ponerle palabras y un moño a un sentimiento que suele notarse en la mirada? ¿Y por qué no?
Festejémos el 14 pero también los días siguientes. Festejemos el tiempo que sea que dure y si es posible hasta que la muerte nos separe, porque nada se demuestra en un sólo día. Y el amor verdadero se aprende como se aprende a escribir. Se educa  y también porqué no, se puede ensayar con una fecha. Pero esa fecha en especial, es sólo un simulacro.

lunes, 8 de febrero de 2010

Contáme tus secretos

Si pudiera entrar en tu cabeza cuando te veo pensativo, si lograra explorarte por dentro cuando te noto preocupado y  reconocerte en medio de los huracanes que nos alejan o entre las brisas cálidas que nos atraen acogedoras.
Si pudiera adivinar tus pensamientos cuando me mirás de lejos, si lograra tener poderes para saber todo lo que te pasa cuando nada nos pasa y reconocerte en medio de idas y venidas esquivas o entre miradas tiernas y llenas de palabras.
Si pudiera abrir tu corazón cuando estás durmiendo, si lograra arrancártelo por un momento y ponerme en tu lugar y reconocerte entre los que no son felices para darte aliento o entre los que sí lo son para buscar consuelo.
Si pudiera ver más profundo donde nadie te alcanza, si lograra romper lo que el iceberg no quiere dejar al descubierto y reconocerte entre los secretos que nos separan o entre las más crudas confesiones que siempre nos unieron.
Haría cualquier cosa para aliviar lo que te pesa y consolar ése lado tuyo lastimado. Disiparía todas tus dudas con todas mis respuestas y  llenaría de besos tu lugar más necesitado. Correría si fuese necesario hasta el precipicio mismo de tus debilidades y te tendería mi mano aunque me faltaran fuerzas. Entendería lo inexplicable tratando de encontrarle significado, te enseñaría que todo lo malo podés dejarlo en el recuerdo.
Yo ya te revelé todo lo que soy y lo que siento, ahora por favor,  contáme todos tus secretos que quiero poder  reconocerte entre los que ya bajaron los brazos o los que luchan por recuperar lo que aún no perdieron.

jueves, 4 de febrero de 2010

Desconsideración made in Argentina

Sala de espera de un consultorio médico. El de mi médico.
Una mujer con sus dos hijas de 5 y 2 años aproximadamente, están sentadas al lado mío. La hija mayor, habla por un celular de juguete, obviamente rosado y me mira como esperando una respuesta de mi parte.
La menor se revuelca en el piso pataleando y llorando a gritos mientras su madre, habla por celular sin percatarse de que a su alrededor hay gente que tal vez no se siente muy bien. Los mismos que después de quince minutos, han sido sacados de quicio por las menores.
Eso es lo que detesto de los argentinos, la falta de consideración y respeto hacia el otro y esa adicción infame al teléfono celular. ¡Ya nadie lee en las salas de espera!
Miro a mi alrededor y absolutamente todos estan mandando y recibiendo mensajes de texto ó manteniendo largas conversaciones en un tono de voz que parece que desean fervientemente que el resto sepa que tienen un pequeño mundito "privado".
A la nena del teléfono rosado, trato de sacarle la  vista de encima, pero se esfuerza para que yo no lo logre, sin darse por vencida da vueltas a mi alrededor. La más chica, no para de llorar y la madre, la madre.....
No nos podemos quejar, tenemos lo que nos merecemos. Hasta la señora presidenta, no puede representar mejor la idiosincracia del argentino.
Ah perdón, ahora tengo a mi diestra a una rubia platinada planeando un viaje a través de su móvil y el médico, casi un dios para mí, ya lleva una hora y cuarto de atraso.
"Al gran pueblo argentino salud"

martes, 2 de febrero de 2010

Caras

Se bañó pausadamente pensando que esa noche tal vez, podría ser. Se puso su mejor perfume, rimel, un lápiz de labios rojo fuego y la medalla que él le regaló para su aniversario, las bodas de papel. Si, ya habían pasado dos años desde que había dado el sí, pero esa fecha le recordaba que, hacía dos años o más, que no sabía nada de vos. Que ése "si, quiero", contenía muchos más secretos que significado.
Llegaron a la fiesta y no lo volvió a ver hasta la hora de regresar a casa. No tenía importancia, ella quería encontrárte.
Empezó a caminar entre la gente con un vaso de agua en la mano. Tal vez, pensaba, debería tomar algo con alcohol para que la noche se hiciera más corta. Pero su sed la calmaba con una sola fantasía, la de coincidir al menos una vez, en un mismo lugar, con vos.
Las caras,  le resultaban todas iguales. Todos moviéndose hacia un lado y hacia otro, con una cadencia calculada y estudiada, dibujaban estelas de perfumes y auras intensas. Pero tu perfil no aparecía entre ellos.
Las caras, semejantes, con  gesto de relajo, parecían salidas de un mismo molde y ninguno coincidía con el tuyo.
Siguió buscándote, sin prisa, sin pausa. Estremecimientos quinceañeros, le recorrían el cuerpo pensando en un encuentro secreto, en una mirada cómplice, en un roce clandestino. Pero nunca te encontró. No estabas para ella.
Aún sigue buscándote en cada esquina, en cada bar, en cada uno de sus sueños. Tratando de imaginárte, contándote sus secretos y explicándote porqué, dos años antes, dar el sí había sido lo más acertado.
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