Hoy quiero dedicarte un acto de magia.
Primero, quiero que estés dispuesta a recibirlo. Segundo, si lográs atesorar algo de lo que te quiero dar, te auguro felicidad o al menos, menos esfuerzo por querer ser otra persona. Porque al fin y al cabo, ¿cuánto puede durar una mentira? ¿Cuán ingenioso puede ser engañar, cuando una sola palabra puede tirar por tierra tanta edificación ficticia?
No sé bien las palabras mágicas, pero tal vez funcione...
Le estoy pidiendo a mi varita mágica que saque de la galera...
Valor para aceptarte aunque no seas la persona de tus sueños,
oídos inocentes para aprender a escuchar y no malinterpretar,
labios virtuosos para defenderte sin lastimar,
manos para tocarte y así comprobar que sos especial pero no omnipotente,
coraje para enfrentarte cada día a tu realidad aunque no sea la esperada,
ojos para ver con claridad lo bueno que dejaste pasar indiferente,
un corazón benévolo para no juzgar con resentimiento,
sensatez para aceptar que la mentira acarrea soledad,
inteligencia suficiente para notar que los demás también la tienen,...
Si hubieses puesto la mitad de tu corazón, hoy no estarías curando lo que quedó de él.
Si tus palabras no hubiesen sido tan confusas, hoy serían otras las preguntas.
Si hubieses sido sincera, hoy no tendrías que pedir perdón.
Dificil pero... ¿imposible?