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viernes, 4 de septiembre de 2009

Villa La Angostura

                              
He conseguido estar sola un momento, mientras todos descansan de un viaje agotador, de catorce horas sin pausa.
He logrado estar sola un instante, pero mi mente no descansa como los demás. Nunca descansa.
El paisaje que frecuento, ya hacen veinte años, sigue pareciéndome indescriptiblemente divino. No me cansa, no me aburre. Dueña de nada, este lugar me pertenece y yo a él. Pero la paz que representa, me revoluciona por dentro. La sensación de ser un punto en el universo, se confirma una y otra vez. Y me confirma, una y otra vez, que existe una vida mejor para vivir.
Llueve y siento la brisa helada, refrescándome por dentro y por fuera. Y puedo sentir el olor de la vida. Hasta el detalle más insignificante, me produce alegría, como el aroma tan típico del lugar, aroma a retamas.
Estoy sola y el silencio, es el sonido más agradable que puedan escuchar mis oídos. Este silencio, me da la bienvenida. Invitándome a sentir, escuchar y respirar hondo.
El lago está tranquilo. De vez en cuando, pasa algún pescador solitario y pienso, ¿qué estará pensando?, ¿qué estará sintiendo?, ¿disfrutará realmente de éste paraíso ó ya estará sufriendo de antemano su regreso?
Contemplo, siento, pienso y soy feliz.
Se despiertan y comienza una movilización imparable. Corro a esconder mis secretos, escritos desordenados y tan íntimos. Estan felices y mientras disfrutan de la compañía, yo no tanto.
El sentimiento que hasta hace cinco minutos me desbordaba, va desapareciendo, junto con las nubes del cielo. Ya habrá más momentos de soledad. Me integro.
Es tarde y nuevamente estoy sola. El ventanal que da al Nahuel Huapi, está rodeado de araucarias y arrayanes. Los miro con envidia, no sólo van a vivir mucho más que yo, sino que lo van a hacer en este lugar, el cual les ofrece todo lo que necesitan, sol, humedad y frío, además, la posibilidad de ser siempre admirados, ya que el respeto por la naturaleza en éste lugar, es infinito.
Y vuelvo a sentir el silencio y lo necesito y lo disfruto. Es mi tiempo, es mi soledad la que se presenta con el mejor de los sonidos, el del silencio. Y me confirma que me falta vocabulario para escribir y me sobra para todo lo que quiero callar. No obstante, me reconforta saber, que si no puedo describir con palabras lo que siento, de todas maneras, no dejaré de sentirlo. Y si lo que siento, se lleva bien con mi soledad, alguien más, sería una multitud en ésta, mi cita conmigo misma.
Es suficiente para mi, cuando por lo general, lo suficiente es poco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

buenísimo!!!!!!!! yo, Luz

Anónimo dijo...

Paula, me encanta tu cita con vos misma! Tu cita con la vida!
Es un placer recorrer tu página, te estoy leyendo poco a poco, en pequeñas dosis para disfrutar más, ya irán más comentarios a tus escritos...
Gracias por compartir tu hondo sentir y por todas estas letras que bordean e insisten en decir lo imposible de decir. Una maravilla realmente. Te felicito! Un beso.
Nilda

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