Como una semilla esperando el calor de la primavera, liviana, vulnerable. Recluída entre esas cuatro paredes que son ajenas. Que contienen pero no alimentan ni curan definitivamente.
Nada es injusto. Quizás sólo sea propicio para un nuevo florecer.
Quieta, esperando. Confiada en una presencia tanto como agradeciendo también la soledad.
En cuanto esa puerta se abra, te regalará nuevamente la libertad para dar paso a un nuevo ciclo en que retomarás el camino. El de la cordura o la insensatéz.
Siempre será el que eligas. Nunca serás su esclava a menos que así lo decidas.
Cuantas veces sea necesario. Cuántas y tantas veces retornarás al camino aunque no comprendas a tu destino. Ese destino que te eligió para poseer la razón y caprichosamente, perderla en un segundo.
"La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia." Edgar Allan Poe