Nunca borres de tus recuerdos los aromas de la niñez. La canasta de mimbre del jardín de infantes. La siesta obligada el día de Navidad. La casa en donde creciste. La primera bicicleta. El primer libro que te regalaron. El primer beso. Pero sobre todo, no deberíamos olvidar porqué nos sentíamos incomprendidos. Porqué hacíamos las cosas que lograban que nuestros padres, a nuestro criterio, no entendieran nada de nada.
Con los recuerdos de nuestros hijos vamos borrando los nuestros. Vamos haciéndolos cada vez más insignificantes porque en el fondo, estamos constantemente tratando de recordarles quiénes fuimos para ellos, cuando nacieron. Cómo fue el momento en que descubrimos su primer diente, oímos su primera palabra, acompañamos en sus primeros pasos.
Uno va olvidando de a poco la propia infancia para no descuidar la suya y velamos por su memoria seguramente para subsistir en ella.
Es el único amor que no tiene límites ni reglas a seguir. Son por quienes nos relegamos casi con placer sin esperar recompensas. Por los que daríamos hasta la vida por un segundo de su alegría.
Por eso y por otros tantos motivos más, no quisiera olvidar que mucho de lo que no entendí también ahora me hace incomprensible como madre. Que mucho de lo que no entendían de mi, ahora las hace incomprensibles como hijas.
Con los recuerdos de nuestros hijos vamos borrando los nuestros. Vamos haciéndolos cada vez más insignificantes porque en el fondo, estamos constantemente tratando de recordarles quiénes fuimos para ellos, cuando nacieron. Cómo fue el momento en que descubrimos su primer diente, oímos su primera palabra, acompañamos en sus primeros pasos.
Uno va olvidando de a poco la propia infancia para no descuidar la suya y velamos por su memoria seguramente para subsistir en ella.
Es el único amor que no tiene límites ni reglas a seguir. Son por quienes nos relegamos casi con placer sin esperar recompensas. Por los que daríamos hasta la vida por un segundo de su alegría.
Por eso y por otros tantos motivos más, no quisiera olvidar que mucho de lo que no entendí también ahora me hace incomprensible como madre. Que mucho de lo que no entendían de mi, ahora las hace incomprensibles como hijas.