Nada dejará de ser como era. Tu piel no ocultará nunca tus garras. Ni eso que te convierte en verdugo del buey más noble, cesará de trabajar hasta que lo hayas vencido. ¿Y cuál será tu fortuna? ¿cuál tu trofeo?
La soledad. Palabra que seduce disfrazada de libertad. Aunque la indiferencia te haga creer que no existe.
El mundo es redondo... ¿todo vuelve? Ya no lo creo. Hay tantas cosas en las que ya no creo.
Si creo en la conciencia. Y aunque te mande advertencias. Aunque no quieras oír. En eso todavía creo, en la penitencia de las almas con culpa. En la voz interior que reclama que te disculpes antes de que sea tarde.
