Hace poco escuché a alguien quejarse de no saber qué es lo que realmente le apasiona en la vida. Y no tuve que preguntarme demasiado sobre mis pasiones porque creo que tampoco las tengo.
¡Me encantaría poder decir que si!
He hecho muchas cosas diferentes convecida en ese momento de que eran casi un destino marcado. ¡Esto es lo mío! Descubriendo al final que cada actividad tenía como fecha de vencimiento no más de 3 años.
Si, era una frustración. De repente me aburría.
Pero como parece que debería tener al menos una pasión verdadera y trascendente, dejé de decir, por simple pudor, cuáles eran.
Insignificantes. Triviales.
Espero que nunca sea tarde para aprender a interpretar el porqué de esa búsqueda desesperada por encontrar la verdadera "vocación". Y por supuesto, encontrarla. Por que calculo que ahí es adonde uno se reúne con el yo legítimo. Un yo exaltado por estar en su lugar. Un yo conforme.
Todavía no me aburre escribir. El único problema sería, quedarme sin palabras.