Durante el recorrido inexorable e imprevisible de la vida, vamos marcando nuestra propia cordillera.
Mi cordillera. La tuya. Solo depende de la mirada. De lo que cada uno esté dispuesto a arriesgar o a soportar.
La medida de la dificultad, de lo feliz o dolorosa que pueda llegar a ser, la marcamos en cada paso. En su ritmo. En su peso. En cada "yo acepto".
Pero ninguna cordillera que valga la pena, se camina solo, o de a dos. Se camina en grupo, en sociedad, acompañados.
Cada puesta a prueba, casi siempre significa tener una segunda oportunidad. Casi siempre.
Cada deslumbramiento significa luego, tener que volver los pies a la tierra.
Cada desafío, la terrible duda de ser capaces.
Cada carencia, el valor del intento.
Cuando vamos andando nuestra cordillera, creyendo que tenemos todo lo importante y de repente nos sentimos despojados.
Cuando una trampa no nos deja escapatoria y necesitamos buscar sin ayuda, la salida hacia la libertad.
Cuando el apego por las cosas se hace tan esclavizante que decidimos probar por un instante el sabor dulce de la individualidad.
Cuando la queja diaria desaparece.
Cuando sentimos que los zapatos sirven solo para caminar.
Creo que eso, es vivir una vida real. Atemorizante. Desnuda. Provocativa.
Es dificil aprender la montaña mirandola desde arriba. Sería mejor estar cómodo para poder caminarla.
Inspirado, aunque no sé si bien logrado, en una persona en la que su cordillera son todos los puntos cardinales comparada con mi humilde horizonte.
Mi cordillera. La tuya. Solo depende de la mirada. De lo que cada uno esté dispuesto a arriesgar o a soportar.
La medida de la dificultad, de lo feliz o dolorosa que pueda llegar a ser, la marcamos en cada paso. En su ritmo. En su peso. En cada "yo acepto".
Pero ninguna cordillera que valga la pena, se camina solo, o de a dos. Se camina en grupo, en sociedad, acompañados.
Cada puesta a prueba, casi siempre significa tener una segunda oportunidad. Casi siempre.
Cada deslumbramiento significa luego, tener que volver los pies a la tierra.
Cada desafío, la terrible duda de ser capaces.
Cada carencia, el valor del intento.
Cuando vamos andando nuestra cordillera, creyendo que tenemos todo lo importante y de repente nos sentimos despojados.
Cuando una trampa no nos deja escapatoria y necesitamos buscar sin ayuda, la salida hacia la libertad.
Cuando el apego por las cosas se hace tan esclavizante que decidimos probar por un instante el sabor dulce de la individualidad.
Cuando la queja diaria desaparece.
Cuando sentimos que los zapatos sirven solo para caminar.
Creo que eso, es vivir una vida real. Atemorizante. Desnuda. Provocativa.
Es dificil aprender la montaña mirandola desde arriba. Sería mejor estar cómodo para poder caminarla.
Inspirado, aunque no sé si bien logrado, en una persona en la que su cordillera son todos los puntos cardinales comparada con mi humilde horizonte.
14 comentarios:
"Cuando el apego por las cosas se hace tan esclavizante que decidimos probar por un instante el sabor dulce de la individualidad"
Comparto..el problema es que a veces esos instantes pueden dejar marcas por el resto de tu vida. La pregunta es: valió la pena? Tengo por bien llorado lo llorado, tengo por bien sufrido lo sufrido..porque ha pesar de todo he comprendido que lo que el arbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado.
Paula, siempre hace bien acercarse a tu espacio y profundizar en tus reflexiones. La cordillera es una imagen potente y metáforica que nos acerca o que nos aisla. En todo caso es cuestión de perspectiva, de mirada, de óptica. Y siempre se debe andar por ella para conocerla, para superarla, para habitarla, para abandonarla...
Un placer leerte.
Un abrazo
Excelente metáfora de la vida.
Yo creo que aunque hagamos el camino en sociedad, sólo nosotros marcamos nuestra cordillera.
Besos
Paula María Que belleza pasar por su blog emocionante sus letras mis felicitaciones que pases un feliz fin de semana.
Saludos desde Abstracción texto y Reflexión
Unos tienen sus cordilleras y otros somos apenas arenillas a sus faldas.
Un saludo.
Tiene que ser atemorizante la vida? porque no vivirla y punto, aceptado que es vida, sólo o en compañía, en sociedad.
Aceptando que tenemos todos los lados posibles del ser humano, y que salen, por supuesto que salen, queramos o no, es lo que somos.
Abrazos
Hola Paula María
Leí en un comentario tuyo que sos descendiente de Julio Vila y Prades. Yo estoy investigando a este artista, así que me gustaría que nos pusieramos en contacto.
Mi dirección es:
barbara.echeverria.1985(arroba)gmail.com
Paula, porqué dejaste de escribir en este blog?
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This is for YOU: radiohead, no surprises
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