Sentados frente a frente, café de por medio, le preguntó con mirada asustada: ¿me has engañado? Todos nos sorprendimos, seguramente pensando cada uno su propia respuesta y porqué no, tratando de adivinar la del otro. Ella, sonriente contestó: No.
Vas a tener que parárte frente a un espejo y ensayar una respuesta más convincente -- le respondió él con gesto un poco más duro.
Cruzamos miradas, quedámos cercados, cómplices de un "no" dudoso, que hizo que nos moviéramos nerviosos en nuestras sillas, sin saber si esperaban de nuestra parte un cambio liberador de tema o la ayuda de una frase esperanzadora. Sin embargo, seguimos callados, tratando de pasar un nuevo sorbo de café.
Él duda de su inocencia, ella siente que a pesar de tener la certeza de no poder engañárlo por segunda vez, ya no importa si le cree o no.
Compiten por viejas mentiras, tal vez para ver quién tiene la fuerza para soportar más. Ponen sobre la mesa, intimidades tristes pasadas y resentimientos profundos presentes.
Nos mirámos haciéndonos la misma pregunta pero en silencio. Cada uno contestándose a sí mismo.
Ojos que no ven, corazón que no siente -- digo nerviosa, tanteando una salida. Él, con mirada dolida y la voz entrecortada me responde que ya vió demasiado.
Sus raíces continúan en ése lugar junto a él, lugar que no quiere abandonar. Sus ramas, ya bailan hace años, al compás de otros vientos, vientos que no puede dejar de añorar.
Sus raíces continúan en ése lugar junto a él, lugar que no quiere abandonar. Sus ramas, ya bailan hace años, al compás de otros vientos, vientos que no puede dejar de añorar.
4 comentarios:
Qué linda foto!
Besos (:
Gracias Liberté!
BESOSSS
Bonita entrada Paula. Es sabido que la confianza cuando se pierde es dificil de recuperar. Un beso bonita
Gracias Lola! Tal vez se pueda perdonar, pero no olvidar.
BESOSSS
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